20.03.2019 | 14:09h
Los viñedos y bodegas de Burdeos han hecho famosa a la capital mundial del vino. Pero Burdeos tiene mucho más que ofrecer. Cuando se contempla su casco antiguo y su fachada marítima, su ambiente y sus vinotecas, sus plazas y su espejo del agua el viajero termina enamorado de ella.
Y lo mejor: poder descubrirlo en grupo y probar sus vinos entre nuevos amigos. No viajas solo/a viajas en Gruppit
Motivos para viajar a Burdeos esta Semana Santa:
VER LOS EFECTOS DEL ESPEJO DE AGUA
Entre el Garona y las fachadas del siglo XVIII está el emblema de esta ciudad francesa: la plaza de la Bolsa, donde la ciudad medieval comenzó a abrirse fuera de las murallas que la protegieron durante siglos y, como centro, su fuente de las tres gracias. Desde hace unos años lo que atrae de ella es su reflejo en el espejo de agua más grande del mundo, una gigantesca placa de granito de 2 cm de agua convertida en un remanso de frescor con efectos de espejo y niebla donde podrás posar, jugar o refrescarte.
PASEAR POR EL BARRIO DE SAINT-PIERRE
Detrás de la plaza de la Bourse se encuentra este barrio que es el corazón histórico de la ciudad, con sus antiguas y pintorescas callejuelas que evocan los oficios de otros tiempos. Paseando llegarás a la rue des Argentiers (orfebres), a la des Bahutiers (comerciantes de baúles)… y también a la Puerta Cailhau, la entrada real a la ciudad desde el Garona, que formaba parte de las murallas. La Unesco ha reconocido este entorno como Patrimonio de la Humanidad, además de tres iglesias que forman parte de los llamados Caminos de Santiago: la catedral, la iglesia de Saint-Michel y la basílica de Saint-Seurin.
DEJARTE EMBRIAGAR EN LA CITÉ DU VIN
Como Bilbao tiene el Guggenheim, Burdeos también tiene su monumento contemporáneo emblemático, la Cité du Vin, en el barrio en construcción de Bassins à Flot. Primero se disfruta a distancia, admirando sus sinuosas formas con forma de vid reflejándose en las aguas del río Garona; pero desde su entrada, de todo el universo del vino. Y eso gracias a un recorrido por sus ocho plantas que, de modo muy interactivo, va descubriendo su historia y sus secretos. Sus 19 espacios temáticos y sus exposiciones temporales dan para entretenerse un buen rato, pero también sus talleres de descubrimiento y cata, su bar de vinos, su mirador, la tienda y sus restaurantes, uno de ellos panorámico.
DAR UN PASEO POR LOS MUELLES
Los más de 4 kilómetros de paseos por las orillas del río son deliciosos para caminar, hacer deporte y montar en bici. Y, de paso, contemplar, entre el puente Saint-Jean y el de Jacques Chaban Delmas, las fachadas de esta ciudad portuaria con 2.000 años de historia.
SUMERGIRTE EN EL AMBIENTE DEL MERCADO DES CAPUCINS
El mejor lugar para conocer y hacerte con alguno de los productos de la región es el mercado des Capucins, en el barrio antiguo de Saint Michel, muy cerca de la plaza de la Victoria. Deambular entre sus puestos de fruta fresca, verdura, pescado, carne, hierbas aromáticas, aceitunas y también artículos artesanales y flores es otra buena manera de empaparte del ambiente de la ciudad. Más nuevo, Les Halles de Bacalan, en la explanada de Pontac, que ocupa un moderno edificio revestido de madera. Para ir de compras, pero también para tomar un aperitivo o quedarse a comer.
DESCUBRIR EL VINO DE BURDEOS
Situada en el epicentro, Burdeos es un buen lugar para degustar todas las especialidades del sudoeste francés: el foie gras de las Landas, las ostras de Arcachon, las fresas del Périgord, la ternera de Bazas…, pero, sobre todo, probar los caldos de la tierra. Una buena elección, los establecimientos que forman parte de la Urban Wine Trail (urban-wine-trail.com).
Ciudad: Barcelona